martes, 19 de mayo de 2009

Tengo que lograrlo

Cuando entregamos el alma
qué difícil es recuperarla.
Cuando consagramos a alguien nuestro amor
qué trabajo cuesta dejar de sentirlo.
Cuando damos por completo el corazón
qué triste es recoger los pedazos.
Aunque juntemos los trozos y los unamos
nunca volverá a ser el mismo.
Ahora mi corazón
se encuentra destrozado.
Tengo que entregarme a la tarea
de reconstruirlo.
Tengo que limpiarlo perfectamente
que no quede ni una huella de tu amor.

Cualidades del amor

El amor es paciente, es benigno
El amor no es celoso ni envidioso
El amor no es presumido ni orgulloso
No es arrogante ni egoísta ni grosero
No trata de salirse siempre con la suya
No es irritable ni quisquilloso
No guarda rencor
No le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad.
El que ama es fiel a ese amor, cuéstele lo que le cueste.
Siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y la defiende con firmeza.
El amor te purifica, te hace ser mejor persona.

La búsqueda

Después de tanto buscar la Felicidad, mis pasos me llevaron a la orilla de un Río; con mirada triste veía correr alegremente su corriente de un lugar a otro. Al verme consternado, sus aguas me preguntaron:
—¿Por qué estás triste?
—Por la Felicidad, porque después de tan larga búsqueda no he podido hallarla.
—¿Y dónde la has buscado?— cuestionó.
—La he buscado en el Placer, en la Ciencia, en la Sabiduría, en la Soledad, y no la he encontrado.
—¿Y no se te ha ocurrido buscarla en el Amor?
—¿Cómo voy a encontrarla en el Amor, si lo único que he hallado en él ha sido sólo sufrimiento?
No puedo describir la mirada tan llena de compasión que me dirigió; ni la dulzura de sus palabras cuando me dijo:
—Sólo porque una Flor tenga su tallo lleno de espinas no quiere decir que no exista algo muy bello en su parte más alta. Piensa también en mí: en mi camino encuentro piedras contra las que me golpeo constantemente, cascadas que hacen que me estrelle cruelmente contra grandes rocas, pero aun así soy feliz.
—¿Cómo puedes ser feliz con un Destino así? — Le pregunté sorprendido.
Con una infinita Ternura, producto de su Sabiduría, me respondió:
—Por el Amor: porque amo la Naturaleza que me rodea, amo las plantas y las flores que crecen en la orilla y a las cuales yo les doy vida; pero sobre todo, amo al Mar, al cual llegaré tarde o temprano, el cual me hace crecer y que, a su vez, es mi recompensa por todo lo que pude haber sufrido.
No supe qué decir. Sus palabras habían penetrado muy dentro de mi corazón y sentí cómo iba creciendo en mí la semilla de la Felicidad.
Entonces, el Río concluyó:
—No olvides que después de un duro camino siempre hay una recompensa al final; ama y obtendrás bien fácil esa recompensa: la Felicidad.
Dicho esto, se alejó mientras sus aguas susurraban una armoniosa melodía y una lágrima de Agradecimiento y Felicidad corría por mi mejilla.

El regreso

Después de algún tiempo, volví al Río aquel… No sin cierta amargura le reclamé:
—¿No decías que podría encontrar la felicidad en el Amor? No he podido encontrar ni siquiera el Amor. Es muy fácil hablar cuando no se tiene otra cosa que hacer más que andar de un lado para otro.
El Río detuvo un momento su avance para preguntarme con una voz muy dulce:
—¿Qué es lo que entiendes tú por el Amor?
Molesto por esa pregunta tan tonta, de mala gana respondí:
—Pues que me hagan sentir bien, que se preocupen por mí, que me brinden una palabra de aliento…
Sin esperar a que terminara mi enumeración, me interrumpió:
—¿Crees que el Amor es sólo recibir y no dar? Eso no es Amor, eso es Egoísmo. Dar es la manifestación máxima del Amor. Cuanto más estés dispuesto a dar, más Amor estás proporcionando y, a la vez, más Amor estás atrayendo hacia ti mismo.
Sentí un escalofrío. Siempre quise que las cosas salieran como yo quería y nunca estuve dispuesto a hacer algo para que los demás me quisieran. No pude decir nada más. Dando media vuelta me alejé con el corazón encendido por una nueva llama, pero también con las mejillas encendidas por la vergüenza.
Ha pasado el tiempo y aquí estoy de nuevo frente a mi amado Río. Lo miro y siento toda mi alma inundada de agradecimiento por las lecciones que me dio. Esta vez no hay palabras. No son necesarias.
Ahora todo nuestro ser está anegado por el mismo sentimiento: el Amor.
Gracias a sus palabras modifiqué mis acciones y eso me permitió encontrar a un Ser maravilloso, una persona capaz de dar y de recibir Amor. Una persona que vela y se preocupa por mí de la misma manera en que lo hago yo por ella. Una persona que se apoya en mí y que me tiende su mano firme.
Contemplo el avance del Río y me siento feliz por la Paz y la Tranquilidad que emanan de sus aguas.
Tomo una Flor y deposito un beso en sus pétalos. Mientras la coloco en la suave corriente, murmuro al Río:
—Gracias, amigo.

Corazón y lágrimas

Cuando somos tan sólo una ilusión,
cuando una mente creador imagina cómo seremos,
cuando el Gran Arquitecto diseña nuestro ser,
¿Sabe exactamente cuántas lágrimas derramaremos
a lo largo de nuestras vidas?
Tú que eres dueña de mi corazón
por favor asómate a él y dime
cuánto dolor me aguarda.
Pero ábrelo despacio, con cuidado
es muy frágil debido a los golpes
que ha recibido.
Sé muy cuidadosa y delicada
porque cuando se rompe definitivamente
se vacía su contenido de lágrimas
y con ellas se lleva todo…
Incluyendo la vida misma.

Tres

¿Recuerdas los momentos
en que sólo éramos tres:
Tú, yo y la soledad?
Fueron momentos dichosos
llenos de amor, de pasión.
Ahora somos sólo dos:
la soledad y yo.
Y de aquella dicha
ya no queda nada.
Aquella pasión
sólo es un recuerdo.
Y el amor ya no está;
por haber sido tan grande,
su ausencia es más dolorosa.
Su hueco es un vacío
que mata el corazón,
que ahoga el alma,
que asfixia el espíritu.
Verte tan feliz
me hace daño.
Estoy muriendo por dentro,
por mis venas corren lágrimas
y de mis ojos brota sangre
al llorar tu recuerdo.
¿Tú también recuerdas aquellos momentos
en que sólo éramos tres?

Agonía

No estoy muriendo de amor…
Estoy muriendo de ti
Estoy muriendo de amor por ti
Estoy muriendo de hambre de ti
Estoy muriendo de sed de ti
Estoy muriendo de necesidad de ti
Estoy muriendo de una enfermedad que se llama tu ausencia
Estoy muriendo sin ti
Mis manos están muriendo sin tocarte
Mis brazos están muriendo sin abrazarte
Mis labios están muriendo sin besarte
Mi ser está muriendo sin tenerte
No estoy muriendo de amor…
Estoy muriendo sin ti.

Inocencia perdida

¿Dónde quedó aquella inocencia infantil?
¿aquella época en que nada te preocupaba y todo era sólo juegos y felicidad?
¿Por qué tenemos que perder la inocencia para darnos cuenta de cómo son las cosas?
¿Por qué debemos conocer el amor y la desdicha de no lograr conquistar el corazón de la persona amada?
Parece ser que todo se compone de preguntas sin respuesta, de interrogantes incontestables, de burlas crueles del destino, de rechazos y sufrimientos.
A veces quisiera volver a tener esa inocencia perdida, creer que todo se soluciona con magia, creer que el mundo es como debiera, creer que me quieres…

El nombre de las cosas

Ayer, el Gran Arquitecto creó las cosas.
Hoy, yo las he bautizado:
Al amor le puse un nombre,
A la dulzura le puse nombre,
A la alegría también le puse nombre,
A la ilusión, a la pasión, a la dicha, a la felicidad, les puse nombre.
Pero, viéndolo detenidamente,
Me doy cuenta de que a todas estas cosas
Les puse el mismo nombre:
El tuyo.

Estar vivo

Yo creía estar vivo…
Yo creía que la vida significaba nacer, descubrir el mundo, aprender a distinguir lo que gusta de lo que disgusta, aprender a caminar, conocer el dolor, sentir la inmensa alegría de ser niño, crecer, aprender muchísimas cosas, tener ilusiones, compartir la alegrías y tristezas con un amigo, conocer a mucha gente, tal vez casarte, reproducirte y apaciblemente esperar la muerte.
Ahora comprendo qué equivocado estaba.
Yo creía estar vivo, hasta el momento en que te conocí, cuando supe que lo demás no era nada comparado con la certeza de, ahora sí, estar vivo.
Y todo gracias a ti; gracias por hacerme vivir.

Quise extrañarte

Estos días sin verte quise extrañarte y no pude:
El viento susurraba tu nombre.
El sol me mostraba tu sonrisa.
Las flores me traían tu olor.
El silencio repetía tus palabras.
Los árboles formaban tu rostro.
La nostalgia me recordaba tu alegría.
Así que quise extrañarte… y no pude.

Sentimientos metamórficos

Últimamente no sé qué me pasa, nunca me había sentido así. Es una sensación horrible.
Por momentos me siento el ser más dichoso del mundo porque amo y siento que soy correspondido.
Por momentos me siento desesperadamente ansioso porque penetra en mí la duda acerca de sus sentimientos hacia mí.
Por momentos me siento terriblemente culpable por albergar este sentimiento hacia quien no debo.
Por momentos me siento infinitamente solo porque me doy cuenta de que sólo es un sueño lo que imagino como real.
Por momentos me siento lastimeramente triste porque reconozco que no siempre se puede tener lo que se quiere.
Pero…
Vuelvo a verla y no puedo evitarlo: nuevamente me siento el ser más dichoso del mundo.

La pregunta

¿Por qué no puedo de una vez abrirte mi corazón y decirte todo lo que en él hay para ti?
Tal vez porque siento verdadero terror de que tú no sientas lo mismo.
Tal vez porque comprendo que quizá no soy lo que tu corazón anhela.
Tal vez prefiera vivir engañado e ilusionado, que con el corazón destrozado.
Tal vez yo he malinterpretado tu comportamiento hacia mí y lo que es sólo afecto, mi imaginación lo ha transformado en amor.
Tal vez nunca te diga nada y continúe viviendo con la ilusión de algún día poder besar tus labios y sentir tus brazos alrededor de mi cuello.

Acercamiento

Existen tres tipos de acercamiento entre dos enamorados: el espiritual, el etéreo y el corporal.
El primero se refiere a la comunión entre dos almas que se complementan, que se alimentan y fortalecen mutuamente, que se comprenden y se anhelan.
El segundo es el que se produce cuando sus bocas se juntan en un beso; entonces, el soplo de vida que es el aliento se cruza en la inmensa trama del destino con el de la otra.
El tercero es el clímax de la unión; llega a su punto culminante cuando ambos se despojan de su disfraz social y se muestran totalmente tal cual son.
Desde entonces sus destinos quedan inexorablemente unidos.

No es más que una palabra

Normalmente, las palabras son complejas: hay algunas que tienen muchos significados, hay algunas que no quieren decir nada, hay algunas que lo dicen todo.
Hay palabras grandes, hay palabras chicas, hay palabras bellas, hay palabras feas, hay palabras dulces, hay palabras crueles…
De todas las palabras, la más difícil es la palabra amor… la palabra amor tiene muchos significados: quiere decir muchas cosas y a la vez no significa nada; lo dice todo… es una palabra enorme, es una palabra pequeñísima; es una palabra preciosa, es una palabra horrible; es una palabra dulce, es la más cruel de todas…
Para mí, la palabra amor sólo tiene dos significados: “tristeza” y “tú”.

Perdóname

Perdóname, ya sé que este amor que siento por ti es una exageración.
Perdóname, pero no puedo amarte menos.

El peor de los miedos

¿Quién no ha sentido temor en algún momento de su vida?
Los seres humanos vivimos siempre en el temor: temor de qué dirán, temor al qué pasará, temor a la muerte, temor a Dios, temor al temor…
Pero quizá el peor miedo sea el temor al rechazo. Cuando no sabes si la persona que amas siente lo mismo por ti; cuando no sabes si al buscar su mano, la encontrarás ansiosa de estrechar la tuya o si, por el contrario, rechazará tu contacto. Cuando no sabes si al ir a buscar sus labios con los tuyos, recibirás la dicha incomparable de un beso o si, por el contrario, obtendrás la desdicha de un rechazo.
Ojalá yo no fuera tan cobarde… ojalá no tuviera tanto miedo a tu rechazo.

Para ti

No te dejes vencer por las adversidades; siempre habrá algo que se interponga en tu camino y te haga dudar de si estás haciendo o no lo correcto.
¿Sabes algo? Siempre es correcto tratar de superarnos, pero no debemos dejar que lo que nos hace sentir mal, lo haga de tal manera que domine a tal grado nuestras emociones que lleguemos al grado de olvidar, o simplemente descuidar, la meta que teníamos fijada.
Siempre habrá obstáculos en tu camino; ignóralos y sigue adelante.
Tiene más mérito quien avanza a pesar de las adversidades que quien lo hace sin encontrar ninguna.

Amor en sus más variadas formas

Todo era amor, amor en todas sus formas: amor liso y puro, amor con espinas, amor claro, amor obscuro, amor dulce, amor amargo, amor deslizante, amor rugoso, amor brillante, amor opaco, amor estético, amor amorfo, amor estático, amor espasmódico, amor a todo galope, amor a paso cansado, amor sabio, amor ignorante, amor sabroso, amor insípido, amor inmaculado, amor contaminado, amor escrito, amor leído, amor despierto, amor dormido, amor con chocolate, amor con vinagre, amor fresco, amor pasado, amor de siempre y por siempre, amor de nunca jamás, amor encendido, amor apagado, amor expuesto, amor oculto, amor declarado, amor callado, amor alegre, amor triste, amor a gritos, amor silencioso, amor vivo, amor muerto, amor paciente, amor desesperado, amor cuerdo, amor loco, amor firme, amor tambaleante, amor monoaural, amor estéreo…

Amor

El amor…
Se quiere, se anhela, se antoja, se desea, se necesita…
Después…
Se olfatea, se olisquea, se huele, se otea, se aspira, se absorbe, se inhala…
Enseguida…
Se explora, se tantea, se prueba…
Luego…
Se lame, se chupa, se sorbe, se succiona…
Inmediatamente…
Se mastica, se desmenuza, se tritura, se roe…
Para al fin…
Exultarse, regocijarse, exaltarse, alborozarse, alegrarse…
Lo que lleva a…
Padecer, agonizar, sufrir, morir, renacer, revivir, resurgir, despertar…
Y de nuevo…
Querer, anhelar, antojar, desear, necesitar, ambicionar, ansiar, codiciar, pretender, apetecer…

Defecto

Aunque yo sabía que iba a ser inútil, comencé mi búsqueda.
Aun antes de empezarla, ya sospechaba cuál iba a ser el resultado.
Aun así, decidí emprender una búsqueda tan estéril como innecesaria.
Empecé por tu cabello: uno a uno fui examinándolos haciéndolos pasar entre mis dedos.
Después exploré tu cabeza: con la mirada fui recorriendo cada centímetro de ella, desde el cuero cabelludo hasta el cuello, pasando por tu bello rostro.
Descendí por tus hombros y a lo largo de tus brazos.
Recorrí tus manos, tus dedos, tus uñas.
Contemplé tu figura y en las noches mi pensamiento invadió la intimidad de tu habitación para poder hacer un examen minucioso de todas aquellas partes de tu cuerpo que quedan ocultas de cualquier mirada indiscreta.
Así, cada palmo de tu piel fue escrutado a conciencia por mí, sólo para obtener el resultado que ya sospechaba:
No existe en tu ser un solo defecto.

Mirando dentro del corazón

¿Puedes imaginas cómo sería un campo sin flores, sin árboles, sin vida?
¿Cómo sería un hogar sin la dicha incomparable de la sonrisa de un niño?
¿Cómo sería el mundo si nadie pudiera ya sonreír?
¿Cómo sería el mar sin peces, sin olas, sin caracoles?
¿Cómo sería la humanidad si no albergáramos en nuestros corazones la esperanza?
Desolación es la palabra que viene a mi mente… y, al evocar esa triste palabra, no puedo evitar sentir profunda pena por mi corazón, ya que así vive desde que perdió la esperanza de poder conquistar al tuyo.

Me cuesta tanto trabajo

Cuando estoy solo, me cuesta tanto trabajo dejar de pensar en ti.
Cuando estoy dormido, me cuesta tanto trabajo no soñar contigo.
Cuando estoy contigo, me cuesta tanto trabajo dejar de observarte.
Cuando platicamos, me cuesta tanto trabajo no interrumpirte para decirte lo que siento.
Cuando estamos juntos, me cuesta tanto trabajo detener mis impulsos de tocarte.
Cuando nos despedimos, me cuesta tanto trabajo evitar besarte los labios.
Cuando vuelvo a estar solo, no quiero dejar de pensar en ti.
Me cuesta tanto trabajo aceptar que sólo seamos amigos.

Amarte más

No puedo amarte más, pero tampoco puedo amarte menos.
No puedo amarte más porque ya te he entregado todo: ahora eres dueña no sólo de mi corazón, sino de mi vida entera; no hay amor más grande que el que siento por ti… por eso no puedo amarte más.
No puedo amarte menos, hagas lo que hagas, porque el amor no agoniza, sino que se muere de repente.
El amor, y todo lo que él implica, debe ser recíproco; el verdadero amor sabe ser paciente pero no puede esperar una eternidad a ser correspondido; es por eso que el amor no se muere lentamente. Cuando menos te lo esperas, ese amor aparece tan muerto como está vivo en este instante, por eso hay que tener cuidado de alimentarlo como debe ser, para no tener que lamentar su muerte cuando ésta haya ocurrido.
A primera vista, pareciera que el amor es caprichoso, cuando en realidad es el ser humano el que con sus caprichos complica lo simple.
El amor es hermoso cuando se le sabe cuidar; muy hermoso.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Interpretar

Mi logro más grande en el aprendizaje eterno que llamamos vida, fue aprender a interpretar:
Interpretar una mirada, un tono de voz, una obra de arte, un milagro, una melodía, un verso, un símbolo, una palabra, un gesto, un abrazo, un sonido, una canción, un beso. Pero... trato de interpretarte a ti y no puedo, porque descubro que eres todo ello e infinitamente más.

¿Qué hacer con un beso?

Tengo un beso y no sé qué hacer con él; no tengo la opción de atesorarlo pues las indicaciones fueron muy claras: "para que te lo pongas donde quieras". Esto me provoca una enorme confusión, pues no sé dónde debo ponérmelo, si en la mejilla, en los labios, en la frente, en la punta de la nariz, en el cuello, en la oreja. Después de mucho meditarlo, creo que voy a usar el recurso de Macario cuando se le acababa el agua milagrosa: lo voy a dividir en 7 partes y me las voy a colocar: en la mejilla porque es afectuoso; en los labios porque tiene mucho de reminiscente; en la frente porque es fraterno; en la punta de la nariz porque es travieso; en el cuello porque es pasional y en la oreja porque es cómplice. El séptimo me lo voy a poner en un lugar en el que nunca se ha puesto beso alguno: en el corazón, para sentirlo en cada latido.