martes, 25 de mayo de 2010

a mi esposa

Tomados de la mano
transitamos por un duro sendero
sembrado de piedras y obstáculos;
parece un camino frío, oscuro y triste
pero podemos avanzar por él,
pues contamos con grandes aliados:
el amor nos presta el calor que necesitamos;
nuestras hijas le dan alegría y color y, además,
nos auxilia un faro imponente, que a todos ilumina
pero que muy pocos pueden reconocer:
la luz de Dios alumbra nuestros pasos
y nos guía hacia la meta.
No sueltes mi mano, que yo siempre estaré a tu lado
aferrando fuertemente la tuya.
Te amo, Paty!

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