No puedo amarte más, pero tampoco puedo amarte menos.
No puedo amarte más porque ya te he entregado todo: ahora eres dueña no sólo de mi corazón, sino de mi vida entera; no hay amor más grande que el que siento por ti… por eso no puedo amarte más.
No puedo amarte menos, hagas lo que hagas, porque el amor no agoniza, sino que se muere de repente.
El amor, y todo lo que él implica, debe ser recíproco; el verdadero amor sabe ser paciente pero no puede esperar una eternidad a ser correspondido; es por eso que el amor no se muere lentamente. Cuando menos te lo esperas, ese amor aparece tan muerto como está vivo en este instante, por eso hay que tener cuidado de alimentarlo como debe ser, para no tener que lamentar su muerte cuando ésta haya ocurrido.
A primera vista, pareciera que el amor es caprichoso, cuando en realidad es el ser humano el que con sus caprichos complica lo simple.
El amor es hermoso cuando se le sabe cuidar; muy hermoso.
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